Una piedra y una judía morfológicamente iguales pero separadas por un abismo: la frontera entre lo vivo y lo inerte, la materia orgánica e inorgánica. ¿Qué separa estos dos mundos?
Podríamos delimitarlo por la materia. La orgánica está compuesta de carbono y formada por moléculas con enlaces carbono-hidrógeno o carbono-carbono. En cambio, la materia inorgánica no tiene enlaces carbono-carbono. Pero una piedra puede estar compuesta de materia orgánica.
Otro límite puede ser la vida, pero la materia orgánica puede estar muerta y hoy en día podemos crear vida en los laboratorios. Este trabajo reflexiona partiendo de una comparación aparentemente absurda entre una judía y una piedra.